martes, 19 de mayo de 2015

PJ: Dow "el Negro" [Trasfondo]


Maldito, repudiado, ante quien se vuelve el rostro de mujeres y niños. En el seno del Clan Wulfgarson una sombra se oculta a la vista de todos. Conocido como sencillamente "el Negro" este apodo representa no sólo la marca que este guerrero porta, sino una verdad aún más oscura: ahí donde brilla la luz siempre debe haber sombras.

Dow, conocido como "el Negro" es uno de los personajes que protagonizarán esta campaña. Un hombre siniestro, pero necesario, marcado con la seña de aquel que ha matado y volverá a matar.


Dow, "el Negro"

"No diré nada de mis padres ni mis antepasados, pues no los conocí y la verdad es que no me importan. La única persona de mi familia de la que puedo hablar es de mi hermano gemelo, Daw. Tras llegar a la mayoría de edad y convertirme en un "cazador" de lo más prometedor dentro del clan, conseguiendo las dos famosas garras de Oddi "el Sanguinario", empezamos a distanciarnos. Quizá se debiese a que no aceptó el entregarme mi garra, si no que insistió en quedarse con una y yo con la otra.

Por aquel entonces, yo pertenecía a los "escaramuzadores", dedicados a llegar rápido, matar a sus objetivos, a ser posible mientras dormían, mermar las defensas y conseguir dejar paso para el grueso del clan. Él, en cambio, era miembro de los "rompehierros", unos guerreros brutales, pero para mi gusto bastante ineptos. 

Por desgracia, tras una discusión entre Stein Faulkner y "el Sabueso", el líder de los cazadores, sobre quién de los dos hermanos luchaba mejor, nos hicieron combatir a muerte por pura diversión. Sé que aquí debería decir que me dolió en el alma, que lamenté su muerte, que fue terrible y un acto deleznable, pero en realidad... ¡qué demonios! yo también quería averiguar quién de los dos era mejor y al final se demostró que era yo.  Esto sirvió, además, para volver a reunir las dos armas de "el Sanguinario" y con ello mi destreza en la lucha mejoró considerablemente. 

Tampoco hablaré de cómo llegué al clan pues es conocido por todos, ni de cómo era físicamente antes, pues para mí ese Dow murió. Lo mató el nuevo Dow para resurgir de nuevo. Dow "el Negro". 

Debo dar las gracias a Herbogga "Corazón de Tempestad". Esa maldita zorra del bosque que me maldijo y me convirtió en el ser que soy ahora. Y sí, al principio la odié, la odié con toda mi alma, si es que me queda algo de eso, pero luego... como decía Sigmund Faulkner "aprovéchate siempre de tu condición y de la situación, en lugar de quejarte de ella". 

Mido 5' 9'', soy bastante desgarbado, con músculos fibrosos y marcados. Mi piel blanca se torna grisácea pegada a los músculos y en mi pecho luzco un símbolo escrito con un cuchillo afilado de aquel maravilloso ritual, el cual nunca termina de cicatrizar. Mis uñas son negras y largas y mis ojos grandes del color de la brea sin iris alguno, con una pequeña luz verdusca en el centro. De nariz aguileña, una boca extremadamente ancha de labios finos y oscuros, con unos dientes separados, grandes y afilados junto a mis marcados pómulos hacen que cualquier intento de sonrisa termine en una mueca grotesca. Mi pelo, negro y lacio hasta la mandíbula, que por más que lo corte siempre vuelve a estar ahí. Mi tacto, mi tacto siempre frío, gélido como el de un muerto, que incluso escarcha las flores al tocarlas. Pero lo mas tétrico dice la gente que son las sombras, siempre pegadas a mí como si fuesen aceite y estuvieran vivas. 

Me convirtió en un monstruo, me maldijo, me transformo en "el Negro" pero de eso ya han pasado varios años y ahora no siento nada mas que gratitud por el cambio. 

Los Holds, siempre demasiado orgullosos para determinados quehaceres, pedían cosas a Dow. "Dow, por favor, cierta persona intenta seducir a mi mujer y temo que ésta me pida el divorcio ¿puedes ayudarme? No importa cómo pero quiero que deje de rondar por aquí". Poco después la carga desaparecía y con ella la pesada carga del oro de los bolsillos del Hold. "Los asaltantes han vuelto a saquear nuestras tierras. Los expulsamos en varias ocasiones pero terminan por volver, ¿puedes hacer algo, Dow?". "Por supuesto", respondía. Después de oír a sus compañeros gritar durante más de 4 horas y de encontrar sus cabezas clavadas en picas, los bandidos que se escondían en el bosque dejaron de molestar.

Sé cual es mi posición dentro del clan. No espero convertirme en Jarl en mi vida, pero sé que otros quieren tenerme a su lado para llegar a esa posición. Y mientras eso suceda, yo viviré muy bien. Aunque no me convierta en su señor, los escaldos cantarán mil y una canciones sobre mí, sobre Dow "el Negro", ya sea como héroe, como villano, como guerrero o como cuento para que los niños desobedientes se duerman, bajo pena de que un día les visite."

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